Todos manejamos algún grado de enojo en nuestras vidas, siendo la ira la manifestación más grave de este sentimiento. Tal y como se relata en el video al final de este artículo, el enojo frecuente, la rabia o como algunas personas suelen llamarlo “el mal genio” es un sentimiento de constante insatisfacción frente a aquellas cosas que causan inconformidad y que se consideran injustas en el diario vivir. Pueden ser cosas tan mínimas como el hecho de que llueva, hasta cosas complejas como la muerte de un ser querido.
El enojo en cierta medida es el resultado de buscar controlar constantemente muchos aspectos de nuestras vidas, incluso también procurar controlar aspectos de la vida de los demás. La sensación de control implica negar que pueda ocurrir algo por fuera del guion de nuestra cotidianidad, y por ende buscamos que todos los sucesos y las personas sigan el plan mental que hemos trazado previamente, cuando la cruda realidad de esta vida es que no controlamos absolutamente nada.
El enojo es el resultado de amarrar cosas de nuestro pasado en nuestro presente, así como también nace del miedo a afrontar cambios, pequeños o grandes, que simplemente no teníamos predestinados en nuestra ilusoria agenda; es por ello que la mejor herramienta es procurar soltar tanto los sucesos que nos marcaron, como aquellos que proyectamos en un futuro que es completamente incierto y que cambia constantemente sin consultarnos.
Muchas personas viven inmersas en la ilusión del control sin ser conscientes de esto, eso sucede porque normalizan este tipo de comportamientos anómalos en sus vidas. Un ejemplo de ello es cuando se adelantan a anunciar el resultado de algo antes de que suceda, como cuando escuchan decir a alguien “no le quiero entregar mi corazón a esa persona porque sé que me va a hacer daño”, precisamente aquí vemos uno de los síntomas del enojo, que es el resentimiento con un pasado que no ha perdonado y decide seguir cargando en su vida; esto ha generado miedo a sentir de nuevo el dolor emocional por el desamor, y por ende prefiere “pronosticar” el posible escenario de dolor antes de que haya sucedido algo. Si ese resultado llegará a darse entonces esta persona con toda propiedad confirmaría que estaba en lo cierto, lo que afianzaría su seguridad al momento de predecir cosas, diciendo por ejemplo “si ven, se los dije, me hizo daño. Amar no vale la pena, todos son iguales”. Ese tipo de expresiones son manifestaciones de dolor causadas por el enojo de sucesos pasados que no se perdonan ni se olvidan.
Otro síntoma muy común del enojo son los contantes ataques verbales para cualquier persona o ante cualquier situación, algo que es muy frecuente entre sexos opuestos con expresiones como “es que todos los hombres/mujeres son iguales”, “este mundo esta mal”, “no volveré a confiar en nadie”, “jamás me volveré a enamorar de nadie”, o “me voy a morir solo, las personas no valen la pena”, estas son tan solo expresiones generales que evidencian como el veneno emocional del rencor crece paulatinamente en una persona, y muchas veces puede desenvolverse en reacciones violentas desmedidas y/o ataques impulsivos.
La mejor medicina para el enojo es superar resentimientos o rencores del pasado o del presente a través del perdón acompañado de amor. Los sucesos traumáticos que se mantienen vivos en nuestra memoria, esos de los que no podemos dejar de hablar, o que mentalmente repetimos como una película de horror, se convierten en grilletes emocionales que no impiden avanzar; es por esto que lo mejor es cortar de raíz cualquier problema e iniciar la difícil travesía de confrontarnos con esas personas y sucesos aplicando el bálsamo del perdón en las heridas que aún tenemos abiertas.
A continuación te dejamos nuestro especial sobre la ira como sentimiento negativo explicado a traves de la serie The Punisher. Suscribete en nuestro canal de Youtube.
